Estudio revela los efectos de los celulares y redes sociales en la salud mental infantil

Analizaron a casi dos millones de personas en 163 países.
El uso de teléfonos celulares y redes sociales en niñas y niños desde edades cada vez más tempranas genera una creciente preocupación entre especialistas, debido a sus efectos negativos sobre la salud mental. Investigaciones recientes vinculan esta exposición precoz con trastornos emocionales, baja autoestima, dificultades para regular emociones y, en casos graves, ideación suicida.
Un estudio publicado en la revista Journal of Human Development and Capabilities, basado en datos del Global Mind Project, analizó a casi dos millones de personas en 163 países. Concluyó que cuanto menor es la edad de inicio en el uso de teléfonos inteligentes, peores son los indicadores de salud mental en la adultez temprana. Los efectos fueron más pronunciados en niñas, especialmente por su mayor conexión a redes sociales y la búsqueda de validación externa.
"Esto requiere una acción urgente para limitar el acceso de los niños menores de 13 años a los teléfonos inteligentes", advirtió Tara Thiagarajan, autora principal del estudio.
Aunque el informe recibió críticas metodológicas por parte de algunos expertos, como Pete Etchells (Universidad de Bath Spa) y Chris Ferguson (Universidad Stetson), otras investigaciones coinciden en la gravedad del fenómeno. Un trabajo publicado en JAMA Pediatrics reveló que el 31,3% de adolescentes entre 10 y 14 años presentaba un uso adictivo creciente de redes sociales, lo que se correlacionó con síntomas depresivos, autolesiones y mayor impulsividad.
Desde una perspectiva clínica, la médica psiquiatra Geraldine Peronace explicó que la exposición precoz a pantallas "provoca una liberación intensa de dopamina, comparable al efecto que tendría una sustancia estimulante en un organismo infantil". Y fue contundente: "La salud mental está en juego. Realmente la situación es compleja y grave".
La franja crítica para el desarrollo neurológico coincide con el aumento del tiempo frente a pantallas: entre los 11 y los 14 años. Especialistas como Silvina Pedrouzo insisten en que los niños no tienen la madurez suficiente para autorregular su consumo digital, por lo que es fundamental la supervisión adulta.
La recomendación más repetida: postergar la entrega del primer celular y fomentar experiencias offline. Como afirmó Peronace, "el chico tiene que estar jugando con barro, explorando, dibujando… ¿Qué tanto miedo al aburrimiento hay en estos tiempos modernos?"
Con información de Infobae
