Por qué el 2 de junio se celebra el Día del Bombero Voluntario

02.06.2025

Hoy se destaca la labor de quienes, sin una remuneración a cambio, arriesgan su vida a diario para proteger a la comunidad y responder a emergencias de todo tipo.

 Caminar por la cornisa del peligro, entre humo y llamas, no es una figura retórica para ellos. Es una rutina. Y aunque rara vez reclaman reconocimiento o retribución, este 2 de junio su labor vuelve al centro de la escena: hoy se celebra el Día del Bombero Voluntario en Argentina, en homenaje a quienes arriesgan todo, sin esperar nada.

La historia se remonta al 2 de junio de 1884, en el barrio porteño de La Boca, donde un incendio de grandes proporciones puso en riesgo un conventillo levantado con maderas de los astilleros. No había sirenas ni camiones, sólo vecinos organizados espontáneamente para evitar la catástrofe. Entre ellos, Tomás Liberti, un inmigrante italiano que, junto a su hijo Oreste y varios compañeros, formó una cadena humana para combatir las llamas.

Aquella gesta marcó el nacimiento del primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios del país, que hoy cumple 141 años de historia. Entre los pioneros estaban también Lázaro Paglieti, Andrés Benvenutto, José Ragoza, Ángel Descalzo, Luis Paolinelli, Santiago Ferro, Romeo Scotti y Esteban Denegri. El lema fundacional aún resuena: "Querer es poder".

El cuartel de Bomberos Voluntarios de Las Heras - Foto archivo / Los Andes

Hoy existen más de 1.100 asociaciones de bomberos voluntarios en todo el país, integradas por más de 58.000 personas: alrededor de 15.000 mujeres y 43.000 varones. Son brigadistas, conductores, operadoras de radio, socorristas, líderes y aprendices. Todos comparten una misma vocación: estar siempre listos para asistir en incendios, inundaciones, accidentes, rescates y emergencias de todo tipo.

Su labor, en muchos casos, no es remunerada. Sin embargo, es clave. En cada rincón del país, desde grandes ciudades hasta parajes rurales, hay una sirena dispuesta a sonar y alguien que deja lo que está haciendo para ayudar.

El 2 de junio se celebra con actos, desfiles, palabras de agradecimiento y reconocimientos. Pero sobre todo, se recuerda una verdad sencilla y poderosa: hay personas que eligen poner su cuerpo donde muchos no se animarían a mirar. Y lo hacen por el bien común.

El fuego no les tiene miedo. La comunidad, tampoco los olvida.

Los andes